viernes, 27 de abril de 2012

Construir una sociedad de todos los colores


El 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) terminó con décadas de discriminación hacia las personas de orientación sexual diferente a la heterosexual.

Por medio de una resolución quitó a la homosexualidad del Manual de enfermedades psiquiátricas (DSM) permitiendo iniciar un camino global de visibilidad, respeto y reconocimiento de las diversas expresiones de la sexualidad.

Entre esos avances se cuentan la ley de matrimonio igualitario vigente en 10 países (entre ellos Argentina desde el año 2010), legislación de reconocimiento y protección a la población travesti y transexual en 40 países, políticas públicas por parte de los gobiernos para la igualdad de oportunidades y trato, acciones de responsabilidad social empresaria en materia de inclusión y diversidad, y la visibilidad de múltiples referentes sociales positivos, suma que ha contribuido a una mejoría en la calidad de vida de las personas LGBT.

Sin embargo, a pesar de los enormes avances que se han producido en diversos países en los últimos años, la discriminación hacia lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBT) aun persiste en diversas formas e intensidades. La discriminación basada en la orientación sexual y /o la identidad de género de las personas compromete la igualdad de derechos y de oportunidades y la dignidad de millones de ciudadanos y ciudadanas que son excluidos, relegados y hasta violentados sólo por ejercer su derecho a la libre determinación sexual.

Incluso en siete países del mundo (uno de ellos en Sudamérica) aún hoy ser homosexual puede ser penado con la muerte, sin contar las múltiples situaciones de homofobia presente en las familias, la escuela, el ejercito, el mundo del trabajo, el ámbito deportivo, etc. donde muchas personas deben padecer aún violencias y negaciones; obligando a muchos a la vergüenza, la soledad, el silenciamiento y la desesperación de estar fuera de lo nombrable y hasta fuera de la ley.

Es por ello que construir una sociedad libre de discriminación debe ser una tarea de todas y de todos. Cada una, cada uno desde su lugar puede contribuir a la inclusión promoviendo un clima laboral de respeto y reconocimiento y educando en la diversidad. Juntas y juntos podemos lograr que la igualdad legal obtenida se transforme en igualdad real en la sociedad. Juntas y juntos podremos construir una sociedad de todos los colores. 

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